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Jun16

A bordo del Silver Spirit

16 Junio 2012 Texto // Enrique Escalona Fotos // Enrique Escalona

La experiencia a bordo del Silver Spirit, viviendo la fantasía de un palacio flotante, donde la vida está resuelta y se conocen lugares nuevos en cada desembarco.

El recorrido era irresistible, zarpar de Acapulco y navegar hasta llegar a Los Ángeles, con paradas en Zihuatanejo, Manzanillo, Mazatlán, Cabo San Lucas y Ensenada. El Pacífico mexicano en 10 días, a bordo de uno de los cruceros más modernos y hospedados en un camarote de 5 estrellas. El único obstáculo era convencer a Laetitia de ausentarse de su trabajo por tanto tiempo, pero al escuchar el paseo comenzó a cancelar todas sus actividades, demostrando que siempre es posible improvisar unas vacaciones .

Pero no se trataba sólo de subirse el barco, los boletos incluían una serie de indicaciones sobre la etiqueta a bordo, advirtiendo a los pasajeros que era necesario llevar frac o traje oscuros, corbatas, saco sport, vestidos de cocktail, de noche, zapatos altos, ropa de playa y todo un ajuar determinado por las actividades del barco. Era nuestro primer crucero y no queríamos estar fuera de tono, así que añadimos una maleta extra, dispuestos a experimentar la fantasía de un viaje glamoroso.

Llegamos a Acapulco, ya instalados en nuestros papeles de viajeros de primera clase, donde nos esperaba el Silver Spirit, atracado frente al Fuerte de San Diego, la fortaleza del siglo XVII que dio origen a este célebre puerto. El malecón lucía lleno de gente, reunida para admirar la brillante blancura de nuestro crucero, apenas mecido por el viento y con su escalinata esperando a los afortunados pasajeros.

Al cruzar la puerta del barco entramos directamente al lobby, decorado con reproducciones de estatuas griegas en los pasillos, jarrones decorados con escenas mitológicas, ventanas con forma de diamante y pinturas que muestran puentes en Venecia o pagodas chinas. El estilo de los cruceros no es famoso por su minimalismo, así que levantamos los hombros, tomamos una botana de camarón decorada con un diminuto zarape y nos dejamos conducir a nuestra habitación.

Seguimos a nuestro Butler, un mayordomo que en los siguientes días se encargará de atendernos, se llama Jusuf y es de Indonesia. Cuando abre la puerta, nos damos cuenta que no se puede llamar camarote a esta enorme suite estilo Veranda.

Jusuf nos muestra el baño, mucho más amplio y lleno de detalles que el que tenemos en casa, y sigue con un vestidor lleno de cajones y un clóset para poner toda nuestra ropa; la recámara tiene una cómoda que oculta un televisor detrás del espejo; la sala tiene una mesa al centro, mini bar, un escritorio y otro televisor oculto tras un espejo, y finalmente, descubrimos la terraza con sillas de mimbre y vista al puerto. Mientras nuestro sonriente Butler destapa una botella de champagne y nos sirve, pienso que definitivamente podría quedarme mucho tiempo en alta mar.

SIN DINERO DE POR MEDIO

Jusuf sale rápidamente de la habitación, sin dejarnos tiempo para darle una propina, y es que no podemos negar que una de las cosas que causan más estrés en los viajeros es saber cuál es la propina ideal. Cuando salimos de la suite a dar un recorrido conocemos a Fernando, un mexicano que parece hablar todos los idiomas y que saluda a los pasajeros por su apellido, es el gerente del crucero y está a bordo de barcos desde los años 70.

Fernando nos explica que a bordo todo está cubierto, incluso las propinas, con excepción de 2 restaurantes y los tratamientos del spa. En los próximos días dejaré mi dinero en la caja fuerte de la suite, sin ninguna necesidad de usarlo, porque en este paraíso flotante basta sentarse a la mesa o levantar el teléfono para que nos traigan una lasagna y otra botella de champagne.

Damos nuestro primer recorrido por los 11 pisos del barco, pronto estamos familiarizados con todo, desde la enfermería del primer piso, hasta los 6 restaurantes distribuidos por el barco, pasando por el spa y sauna, la torre de mando, el área de cubierta para hacer jogging y la alberca, con un bar llamado Grill, donde probamos nuestra primera margarita dentro de un jacuzzi, mientras Acapulco se va quedando atrás.

ITALIA EN EL PACÍFICO

Construido en 2009, el Silver Spirit fue botado en Ancona, en los prestigiados astilleros de Fincantieri, con 36 mil toneladas, 196 metros de largo, capacidad para 540 invitados y 378 tripulantes, todo un ejército de marineros, cocineros, mayordomos, mucamas, sommeliers y muchos más, llegados de todas partes del mundo como los más calificados.

Estamos en medio del Pacífico, desde nuestra terraza disfrutamos del paisaje marino, el barco avanza rápidamente pero apenas se escucha ruido de los motores. El boletín diario que se reparte a bordo del barco indica que la noche es formal, así que Laetitia se pone un vestido de noche y yo un traje gris claro sin corbata.

Cuando salgo de mi habitación encontramos a nuestro Butler, quien amablemente me dice que será mejor que me ponga un traje oscuro y una corbata. Le doy las gracias y regreso a mi cuarto, menos mal que vengo preparado, nunca me había tenido que vestir tan elegante para unas vacaciones. Viajar a bordo del Silversea debe ser grandioso para quien guste de la moda y de cambiarse de ropa varias veces al día y no muy recomendable para los que prefieran pasar todo el día en sandalias y bermudas.

Sentimos una mirada de aprobación al entrar al restaurante más grande del barco, llamado justamente The Restaurant, que ocupa todo lo ancho del Silver Spirit, de babor a estibor. Estamos preocupados, porque bien sabido que la gran mayoría de los destinos “todo incluido”, ahorran en su comida, y una vez pagada la estancia, no queda otra que comer la pésima comida del lugar o salir a comer fuera, lo que en medio del Pacíficio resulta imposible.

Afortunadamente un amable mesero filipino termina con mi desconfianza, al darme a escoger entre vinos chilenos, franceses o españoles y explicarme que el menú cambia cada noche y que consta de aperitivo, intermezzo, sorbete, entrada y postre, terminando con mis falsos temores y revelándome la comida como una de las principales razones para tomar el Silver Spirit.

Cada comida será un desfile de platillos exquisitos, el desayuno en La Terrazza es un buffet lleno de delicias: frutas secas, postres, jamones crudos y horneados de diferentes partes, tocino canadiense, jugos frescos, pan recién horneado, barra de sushi y mesa de quesos. Para las comidas disfrutamos de atún fresco, salmón y jugosos cortes de carne, con ingredientes de todo el mundo. Creo que de haber pagado directamente por la comida a bordo durante los 10 días, el precio habría sido superior al de nuestros pasajes.

LA VIDA A BORDO

Todo está planeado para llegar temprano a los destinos y quedarse hasta el atardecer, el tiempo justo para al menos hacer un recorrido turístico por los puertos en los que vamos desembarcando, definitivamente un crucero no es lo mejor para explorar a fondo un lugar, pero sirve para recorrer con total comodidad muchos lugares. En nuestro caso no nos perdemos de las playas y de comer alguna especialidad, como los camarones al agua chile en Mazatlán o las langostas con frijoles y arroz en Ensenada.

En nuestro recorrido pasamos 3 días completos en altamar, 72 horas que pasaron como un suspiro, decidiendo qué hacer entre la gran cantidad de actividades a bordo, como clases de bridge, conferencias sobre los destinos con especialistas, cenas temáticas con bandas de jazz, espectáculos con imitadores de Elton John y comidas sin límite de tiempo, que terminaban en el bar de La Terrazza.

Durante el viaje conocemos a gran parte de la tripulación, los marineros italianos de la torre de mando, el elenco de las obras de teatro, un mesero brasileño que nos contó sobre todos los puertos que conoce, un historiador inglés, aristócratas europeos y millonarios estadounidenses dispuestos a ser las estrellas del karaoke con todo el repertorio de Frank Sinatra a cuestas. Sin duda un micromundo flotante que reúne a gente muy peculiar.

A bordo la relajación es total y se pierde la cuenta de los días, hasta que una mañana me asomo a mi terraza y me doy cuenta de que hemos llegado a Los Ángeles. Pude haber tomado un vuelo de pocas horas para llegar aquí, pero navegar durante 10 días a bordo del Silver Spirit me hizo recuperar la esencia de los viajes, que hace apenas unas décadas duraban semanas o meses, y que iban preparando al viajero para llegar a su destino.

Ya en casa, he despertado varias veces imaginando que sigo en mi suite veranda, fantaseando con la idea de descolgar el teléfono, pedir mi desayuno y salir a pasear a un destino nuevo, pero no es así y tengo que conformarme con la vida terrenal, guardando el recuerdo de los días a bordo del Silver Spirit.

GUÍA GIRAFFE
En la web:
www.silversea.com

Categorías de hospedaje


Owner Suite: La más lujosa, de 2 recámaras, una sala de estar, comedor, terraza, techo con domo transparente y jacuzzi.

Grand Suite: 2 recámaras que destacan por tener 2 terrazas.

Silver Suite: Una recámara con un sofá cama para un huesped extra y amplia terraza.

Veranda Suite:
Una recámara con una cama Queen size o dos individuales y una terraza.

Vista Suite: Idéntica a la Veranda, pero con un gran ventanal en ves de una terraza, la más recomendable en invierno o en destinos fríos.

Todas las categorías tienen lavabos en marmol, tina y regaderas separadas, escritorio, 2 televisores, mini bar y equipo de sonido.

Restaurantes a bordo

The Restaurant: El más grande a bordo, abre para desayuno, comida y cena, con menús diferentes cada día, diseñados por el resort Relais & Chateaux.

La Terrazza:
El de mejor vista, desayuno y lunch estilo buffet. Menú italiano durante las cenas.

Stars Supper Club:
Un divertido concepto en el que se sirven tastes de varios platillos de acuerdo a las 5 letras de la palabra “Stars”. Con una amplia coctelería y espectáculos de piano y una destacada cantante de jazz.

Pool Grill: Al lado de la alberca, en la cubierta, ofrece un menú saludable en los desayunos y botanas a partir del lunch, además de carne a las brasas y pizza.

Le Champagne: Tiene un cargo extra que comienza en los 200 dólares por persona, ofrece un menú de 6 tiempos y cata de vinos premium.

Sishin Restaurant: Por un cargo extra de 30 dólares, puedes disfrutar de una cena japonesa que incluye la famosa carne Kobe, conocida como la más suave y jugosa del mundo.

Diversión a bordo

The Show Lounge: Elenco de bailarines y cantantes, con diferentes espectáculos cada noche, desde flamenco hasta imitadores de Elton John.

The Casino: Tragamonedas, ruleta, blackjack, pocker y lo necesario para los amantes del juego.

The Panorama Lounge: Grupos musicales y noches temáticas.

The Observation Lounge: Un lugar tranquilo con una gran colección de libros de arte, fotografía y viajes, con un bar y mesas para disfrutar de una buena lectura.

Biblioteca: Libros y revistas en varios idiomas, que pueden leerse ahí mismo o llevarse como préstamo.

Piso de Compras:
Tiendas de artículos de lujo, joyas, ropa, perfumes y relojes entre otros.

The Humidor: El sitio para los amantes de los puros y el coñac.

Próximos Viajes

Los barcos de Silversea no hacen itinerarios de ida y vuelta, más bien planean rutas que se extienden por meses, con viajes que tienen 7 días en promedio.

Más información en: www.silversea.com

Acerca del autor

Enrique Escalona

Enrique Escalona

Lo único que ha podido planear en su vida es su próximo viaje... y pues de algo había que trabajar ;)

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