Chamonix, para gozar los Alpes
Cuando llegues a la pequeña ciudad de Chamonix, en los Alpes franceses, descubrirás un estupendo panorama, y a donde dirijas tu mirada, encontrarás que todo es fresco, luminoso y encantador.
Ubicado a pocos kilómetros de la frontera con Suiza e Italia, el pueblo de Chamonix goza del aire puro y ligero de la montaña, amigo de los artistas, pintores y fotógrafos, y que brinda una increíble transparencia a los paisajes.
Desde la ciudad se puede apreciar una espectacular vista de las cumbres emblanquecidas por las nieves eternas que dominan el valle: los impresionantes picos Drus (3754 m), el majestuoso Mont-Blanc (4810 m) y su cómplice, la Aiguille du Midi, (Aguja de mediodía) (3842 m).
Los paisajes de Heidi
Más abajo, descendiendo hacia el valle, brillan los glaciares “Argentière” y “Bossons”. En medio de ellos, se esconde “la Mer de Glace” (el mar de hielo), discreto para quien lo observa desde lejos, pero temible para quien se atreve a ascenderlo. Este glaciar ha cobrado la vida de los más osados alpinistas en su ascenso al Mont-Blanc.
Este es el lugar idóneo para practicar actividades al aire libre, como la caminata, el alpinismo, la bicicleta de montaña, el parapente y el rafting. Existe una amplia selección de circuitos para todas las capacidades físicas y en distinta altitud.
Consulta el mapa de los senderos, no hay forma de extraviarse, ya que a lo largo de las veredas se encuentran indicaciones para seguir los recorridos. Para alojarte, existen chalets de diferentes categorías, que ofrecen platillos regionales y hospedaje accesible.
Puro caché francés
Chamonix es un punto de encuentro para el jetset europeo. Con suerte, te toparás con aquel actor o actriz que te hizo soñar en la pantalla grande, especialmente en el periodo invernal (de diciembre a marzo), cuando franceses y extranjeros corren al valle de Chamonix, también conocido como “la Vallée Blanche” (el valle blanco).
No te pierdas el teleférico para acercarte a las cumbres sin tanto esfuerzo. El más famoso es el “Téléphérique de l’Aiguille du Midi”. Sale del centro de Chamonix y llega en 20 minutos. Se puede tomar otro teleférico que pasa encima del “Glacier du Géant” (glaciar del gigante) que te llevará hasta la Punta Helbronner, en tierra italiana.
Y si quieres admirar de cerca el “Mer de Glace”, brillando como un río de diamantes bajo el sol de la mañana, el pequeño tren rojo del Montenvers te dejará frente a las montañas Grandes Jorasses, donde verás a los alpinistas como pequeñísimas siluetas, escalando poco a poco bajo una luz cristalina.
Atrévete a viajar a otro lugar de Francia que no sea París y no tengas miedo de hablar con los franceses, no todos se van a burlar de tu pronunciación, por cierto, Chamonix se pronuncia “Shamoní”.
En la red:Turismo en Chamonix: |
Horarios y tarifas:Teleféricos y del tren del Montenvers |
No dejes de comer:La Tartiflette: papas gratinadas con varios quesos italianos, perfecto para recuperar las energías. La Fondue: preparación de quesos franceses fundidos y vino blanco, se come usando trozos de pan metidos en un tenedor. Nunca más volverás a comer nachos con queso amarillo. |
Italia vs Francia:Según los italianos el pico del Mont-Blanc está en su territorio, según los franceses está en su país. Dales la razón a cada uno, o desvía la conversación hacia el Popocatépetl. |