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Mayo08

Holbox y sus islas

08 Mayo 2011 Texto // Laetitia Thollot Fotos // Enrique Escalona, Laetitia Thollot

Holbox es una isla entre el Caribe y el Golfo de México donde el visitante puede convivir con una naturaleza completamente virgen, además de visitar los islotes que la rodean.

Llevo años oyendo hablar de esta isla, sin saber realmente si existe o no. Me han dicho que es hogar del tiburón ballena y que está recorrida por senderos sin pavimento donde circulan por igual hippies nórdicos, bronceados con melenas descoloridas por el sol; parejas enamoradas o simples amantes de la naturaleza.

Hoy por fin me voy a Holbox, “hoyo negro” en lengua maya, tal vez en relación con los hoyos negros del espacio sideral, astros tan densos que atraen con su fuerza gravitacional las energías y materias que transitan a sus alrededores. Los mayas son famosos por sus conocimientos astronómicos y seguro experimentaron el poder de atracción de esta isla que no deja irse a quién se enamora de sus espacios vírgenes.

Holbox: Una tierra aún virgen

Después de 2 horas de viaje desde la zona hotelera de Cancún llego a Chiquilá, el poblado desde donde me embarcaré a Holbox. La travesía dura 20 minutos y mi barco llega a un muelle ocupado por varias bicitaxis, entre ellos está Lisania, quién me espera en un carrito de golf para llevarme a recorrer la isla.

No me mintieron, aquí no existe el asfalto. En el pueblo, todo el mundo se conoce y se saluda. Las paredes están repletas de representaciones estrafalarias, o realistas, del tiburón ballena, la estrella del lugar que se puede observar en las aguas cercanas en la temporada de junio a septiembre.

Las casitas coloridas ofrecen negocios que suelen abrir hasta las 6 de la noche y la oferta restaurantera cuenta con especialidades españolas, italianas, japonesas y mexicanas. Destaca Edelyn’s, lugar famoso por la pizza de langosta fresca, afición de celebridades como la actriz Salma Hayek y muchas más que llegan aquí de incógnito.

Manejando hacia el sur, encontramos playas desiertas que invitan a zambullirse toda la tarde en sus aguas cristalinas. Ahora vamos rumbo al norte, conduciendo en una playa llena de manglares, hasta topar con un río de agua salada que nos impide pasar del otro lado. Más allá siguen más paisajes de ensueño, pero para alcanzarlos necesitamos tomar una lancha, o caminar una hora sobre bancos de arena, pero ya es tarde y se antoja descansar.

Villas Flamingos: Ecoturismo en el paraíso

Nunca olvidaré mi llegada a Villas Flamingos. No falta mucho para que el sol se suma en el mar y las fachadas de las palapas, la alberca y la playa del hotel están bañados en una luz dorada. Estoy a punto de asistir a una maravillosa puesta de sol y no quisiera estar en ningún otro lugar del planeta. Más tarde me da la bienvenida Alejandro Canedo, el dueño, descalzo, en bermudas y playera, quien me cuenta haberse escapado de la Ciudad de México para quedarse a vivir en este paraíso.

El lugar refleja preocupaciones ecológicas, con sus bungalows con techos de palapa, frescos a toda hora del día, con baños ecológicos y un sistema de recuperación del agua de la regadera, que es  filtrada y utilizada para regar las abundantes plantas del jardín. No me puedo imaginar mejor escondite para parejas en su Luna de Miel.

 
Isla Pájaros: El reino de las aves marinas

Al día siguiente llevo mis pasos hasta el muelle donde me espera Julián, un guía experto, y zarpamos en la Gaviota rumbo a la Isla Pájaros. Podría contemplar durante de horas las aguas turquesas que rodean nuestro barco, pero me dejo arrullar y llego pronto a un estado vecino al sueño. Cuando abro los ojos hemos llegado a un largo muelle que lleva al visitante a dos miradores, desde donde se puede observar de cerca a los habitantes de este islote: las aves marinas.

Delante de mí una cantidad de cormoranes están echando despapaye, llamándose con sus voces roncas y saltando de árbol en árbol, mientras pelicanos y fragatas recorren el cielo como empleados apurados a la hora de llegar al trabajo. Pero todos son freelance y se pasan el día aplicando técnicas de pesca ancestrales para asegurar su alimentación y la de sus crías.

 
Isla Pasión: Para curiosear y relajarse

La siguiente etapa de nuestro paseo en barco es la Isla Pasión. Nos detenemos en las arenas del islote y pronto observo curiosos animales de caparazón redondo y cola puntiaguda pegados los unos sobre los otros. Se llaman cacerolas de mar. Julián me explica que los machos se suelen pegar a las hembras para procrear, son parientes de los escorpiones, cuentan con cuatro ojos y se consideran fósiles vivientes ya que existen desde hace 450 millones de años.

Doy la vuelta a este pedazo de tierra, buscando el mejor lugar para sumergirme en sus aguas y refrescarme, y mientras nado me pregunto si los piratas habrán alguna vez escondido un tesoro en las arenas de esta isla.

Ahora que estoy de vuelta al DF, escribiendo delante de mi computadora, me parece increíble el haber amanecido ayer en Holbox, rodeada por paisajes que nos hacen soñar a todos, especialmente a los que nos hemos criado en países fríos. Si quieres conocerlos también apúrate, porque hay numerosos proyectos de construir más y más hoteles en la isla. Los paraísos terrestres suelen ser amenazados por el ser humano y urge cambiar de rumbo si queremos dejarlos intactos para las generaciones futuras.

GUÍA GIRAFFE

Cenote Yalahau

Otro atractivo accesible desde Holbox es el Cenote Yalahau. Se llega en barco, y después de caminar el muelle refresca la vista un pequeño cenote al aire libre ubicado en un paisaje que recuerda la sabana africana.

Hotel Villas Flamingos:

www.villasflamingos.com

Holbox cuenta con un pequeño aeropuerto y es posible contratar un servicio de avionetas para volar desde y hacia Cancún por alrededor de 550 dólares para 4 pasajeros.

www.holbox.com.mx

Acerca del autor

Laetitia Thollot

Laetitia Thollot

Nací y crecí en LyonFrancia. Me encanta viajar, pero me falta mucho por descubrir. En mi última carta a Santa Claús, solicité boletos redondos a paises asiáticos como JapónNueva ZelandaTailandia y Bután.

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