Escapada a Malinalco
Una escapada de un día para conocer Malinalco, el pueblo mágico que amalgama el pasado prehispánico y novohispano con pirámides aztecas y templos virreinales.
Llevo 6 años viviendo en México y durante este tiempo me han platicado muy seguido de Malinalco. He oído toda clase de comentarios acerca del lugar, y no sé si lo soñé, pero estoy casi segura de que alguien me dijo que se trataba de un santuario mágico edificado adentro de una gruta. Por lo menos así se quedó en mi imaginación. Hoy es tiempo de acabar con el chisme, es domingo y me voy con un grupo de expertos de Recorridos Culturales de excursión a Malinalco.
Fuera de la ciudad y del tiempo
Cerca del metro Sevilla me espera el minibús que me transportará rumbo a la tierra soñada. Son las 10 de la mañana, y el día promete ser soleado y caluroso en exceso. Dejamos la ciudad atrás y salimos en dirección del Estado de México, pasamos el árbol sagrado de Chalma y finalmente Malinalco, que revela delante de nosostros sus calles empedradas, sin edad y que bien podrían haber existido siempre.
En este Pueblo Mágico sopla el aire de libertad setentera de Tepoztlán, pero de una forma mucho más privada y confidencial, reservada a los pocos iniciados que se hayan atrevido a lidiar con las 2 horas de carretera más una de tráfico en Chalma que lo separan del DF. Pero vale la pena y sin sacarle litros de sudor a tu frente no llegarás a nada, La Biblia dixit.
Echamos un vistazo a las tiendas y durante un momento nos dejamos atraer por su oferta de porcelanas, propuestas de limpias, sombreros Panamá que a pesar de su nombre están hechos en Campeche, ideales para combinar con las guayaberas últimamente en boga en las bodas.
Paseamos por la plaza principal, con su quiosco invadido por cantidades de niños y disfrutamos el ambiente apacible de este pueblo donde se antoja quedarse a vivir. Probamos las nieves y aguanieves, agua mezclada con nieve, o al revés, que aquí tienen el sabor casero de antes de la invención de los químicos agroalimenticios, ¡un Edén!
Enredados en la malinalli
Nuestro guía David nos introduce a un jardín frente a la Iglesia del Divino Salvador, cuya entrada está adornada con macetas de flores amarillas que esperan la salida de una pareja recién casada. Pero la parte más interesante por visitar es el Convento de la Transfiguración, que los frailes agustinos empezaron a construir a su llegada en 1540. Está junto a la iglesia, el pasillo de la entrada está adornado por flores, hexágonos, retratos de santos y anchos pórticos.
Tan sólo con pasar la puerta nos encontramos sumergidos en un exuberante reino vegetal, descrito a lo largo de pinturas en blanco y negro. Las paredes de la planta baja, techos incluidos, abundan en bejucos, flores, frutos y nopales, en medio de los cuales están representados animales que pertenecen a la abundante fauna de Malinalco: pájaros, armadillos y serpientes. Cuesta mucho trabajo arrancarse a la contemplación de este mundo mágico y seductor orquestado por los encantos de la Malinalli, la flor mítica adorada por los aztecas y que los agustinos recuperaron en estos frescos con el afán de acercarse a las creencias nativas.
En la escuela de los guerreros
Al llegar los primeros evangelizadores a Malinalco, interrumpieron la construcción de un centro ceremonial conocido hoy en día como la zona arqueológica de Cuauhtinchan. Subimos los 354 escalones de un cerro y llegamos a la cumbre, agotados y asombrados por las maravillas que se ofrecen a nuestra vista: al primer plano destaca el volumen perfecto de una pirámide, mientras debajo de ella se extiende este pueblo que nos pareció tan chico cuando lo recorrimos y que ahora revela su verdadera extensión.
A mi izquierda descubro una construcción que no había notado aún, esculpida en la misma roca del cerro, está adornada con guerreros águilas y guerreros jaguares. David nos explica que este lugar era un centro de entrenamiento físico y espiritual para el ejército azteca, y aquí mismo donde nos encontramos, en el primer piso del edificio, se ordenaban los guerreros.
Estamos a principios de marzo y la vegetación lleva su traje de primavera, la jacaranda que está al lado de la pirámide suaviza el ocre de la piedra con su inimitable matiz entre morado y lila, mientras al borde del precipicio florecen extrañas flores rosas que sólo se podrían imaginar en otro planeta. La naturaleza celebra su fiesta de disfraces y colores sobre las firmes bases de la identidad mexicana. Ya vendrán más primaveras a lo largo del cuento cíclico de la Historia y mientras cae el crepúsculo, pienso en la teoría del Eterno Retorno de mi viejo amigo, el filósofo Friedrich Nietzsche.
GUÍA GIRAFFE
Mito de la fundación de Malinalco
Los aztecas habían emprendido su migración desde la mítica Aztlán hacia el valle de Tenochtitlán, encabezados por Huitzilpochtli. También los acompañaba Malinalxochitl, la hermana del dios, quién sintió celos y organizó una rebelión contra él. En la noche, Huitzilpochtli la abandonó junto a sus seguidores, la diosa se fue por otro camino y llegó a Malinalco donde se estableció.
Excursión con Recorre y Descubre
¡Olvídate de las guías sin fundamentos! Te recomendamos a los especialistas de “Recorre y descubre”, que te llevan a tours de gran interés dentro y fuera de la ciudad de México.
Tel. 24 58 46 05
- Secciones: Arqueología, México
- Tags: Arqueología, Estado de México, Malinalco, México, Recorre y Descubre, Visitas guiadas
Comentarios (1)
Adriana Pérez de Legaspi
Malinalco esta a solo 88 kms y el autobus que sale desde observatorio los puede dejar en Malinalco mismo. No es necesario llegar a Chalma.